Evelyn Matovelle / Etna Escobar / Daniela Ríos / Jenny Ramos
RICEd: Revista de Investigación en Ciencias de la Educación, Vol. 1, No 2, julio - diciembre 2023, 1-11 6
participativo en el que toda la comunidad educativa evalúa y mejora continuamente sus
prácticas, culturas y políticas escolares para crear un entorno más justo y equitativo. Según
ellos, este enfoque contribuye a mejorar la convivencia escolar al fomentar un clima de respeto
y cooperación, lo que también favorece la inserción y el rendimiento académico al hacer que
los estudiantes se sientan valorados y comprometidos.
Por su parte, Tomlinson (2001), defensora de la Enseñanza Diferenciada, sostiene que
una de las claves para una educación inclusiva efectiva es adaptar las estrategias de enseñanza
a las necesidades, intereses y niveles de preparación de cada estudiante. Según Tomlinson, no
todos los estudiantes aprenden de la misma manera ni al mismo ritmo, por lo que es esencial
proporcionar diferentes vías de acceso al aprendizaje. Al personalizar la enseñanza, se mejora
tanto la convivencia escolar al respetar y valorar la diversidad en el aula, como la inserción
académica, ya que todos los estudiantes encuentran un espacio de aprendizaje que responde
a sus capacidades. En términos de rendimiento académico, Tomlinson afirma que este
enfoque permite que los estudiantes alcancen su máximo potencial al recibir un apoyo más
adecuado a sus necesidades específicas.Rose y Meyer (2002), principales exponentes del
Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), argumentan que este enfoque busca crear
entornos de aprendizaje flexibles y accesibles para todos los estudiantes desde el inicio,
eliminando barreras pedagógicas.
Para la aplicación de las metodologías expuestas anteriormente se seleccionaron
distintas fases, en base al criterio de los autores expuestos anteriormente, como se detalla a
continuación:
- Para aplicar el Índice de Inclusión en la educación, el primer paso fue realizar una evaluación
exhaustiva del entorno escolar en tres áreas: culturas, políticas y prácticas inclusivas. En esta
fase inicial, se invita a toda la comunidad educativa (docentes, estudiantes, padres, y personal)
a reflexionar y discutir sobre cómo se están eliminando o manteniendo barreras para la
participación y el aprendizaje de todos los estudiantes. Luego, se crearon comités que diseñen
un plan de acción con metas claras para fomentar la inclusión en la escuela, como ajustar las
normas escolares o rediseñar los espacios de aprendizaje. Esta fase es crucial para sentar las
bases de una cultura inclusiva que promueva la equidad y la colaboración.
- En la segunda fase, se implementó el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Este
enfoque se aplicó adaptando el currículo y las estrategias pedagógicas para garantizar
múltiples formas de presentación de la información, participación de los estudiantes y
opciones variadas para demostrar el aprendizaje. En esta etapa, el docente planificó
actividades que permitan a los estudiantes acceder al contenido de diversas maneras
(visuales, auditivas, prácticas), asegurando que las necesidades de todos los estudiantes,
incluidos aquellos con discapacidades, sean atendidas. También se ajustan los métodos de
evaluación para que cada estudiante pueda demostrar lo que ha aprendido según sus
fortalezas y estilos de aprendizaje, fomentando una inserción académica equitativa.
- La tercera fase es la implementación de la Enseñanza Diferenciada y el Aprendizaje
Cooperativo. Aquí, el docente diseñó lecciones ajustadas a los intereses, niveles de
preparación y estilos de aprendizaje de los estudiantes, dividiendo al grupo en equipos
heterogéneos. En cada grupo, los estudiantes colaboran en tareas que requieren el uso de sus
habilidades individuales, siguiendo los principios del aprendizaje cooperativo de Vygotsky
(1978). Esto no solo mejora el rendimiento académico, sino también las relaciones
interpersonales, ya que los estudiantes se apoyan mutuamente en su proceso de aprendizaje.
A través de estas fases, se crea un entorno inclusivo y colaborativo que favorece tanto el
crecimiento individual como el colectivo.