Herminia Genoveva Estévez Estévez
RICEd: Revista de Investigación en Ciencias de la Educación, Vol. 1, No 2, julio - diciembre 2023, 35-43 36
INTRODUCCIÓN
La evaluación de los aprendizajes constituye un eje fundamental en la formación de los
educandos de los distintos niveles educativos, y particularmente de los niños, niñas y
adolescentes que cursan la Educación General Básica y el Bachillerato. Debe considerarse en
todo momento, que el ámbito educativo, emerge como un espacio integrador y potenciador
de las cualidades y capacidades humanas, es decir, no se limita a la simple y tradicional
transmisión de información, sino, que debe ser capaz de concretar todas las posibilidades
formativas necesarias, para llevar a cabo el proceso complejo que implica la construcción de
un conocimiento válido y plausible, que aporte significativamente en el desarrollo y
transformación individual y colectiva.
En el contexto ecuatoriano se han dado una serie de reformas educativa, es así que, a
partir de la promulgación de la Ley Orgánica de Educación Intercultural, en el año 2011, se
establece que la evaluación es un principio general de la actividad educativa, puesto que esta,
debe ser integral y aplicarse participativa y permanentemente en todo el Sistema Educativo
Nacional. En el mismo fundamento legal, se precisa también que los docentes y los estudiantes
deben ser evaluados de manera sistémica y recíproca, como parte esencial de un proceso de
aprendizaje, que no está limitado a alguien en particular, sino que promueve el intercambio
de conocimientos y experiencias entre todos sus participantes. Téngase en cuenta, que en los
procesos formativos los docentes, los estudiantes e incluso otros integrantes del contexto
socioeducativo, contribuyen inconmensurablemente en un proceso de desarrollo mutuo.
El sistema de evaluación en el ámbito educativo ha evolucionado significativamente, en
años anteriores se trataba de un proceso eminentemente cuantitativo, se sustentaba en la
aplicación de exámenes, tareas áulicas y extra-áulicas, lecciones orales y escritas, entre otras
posibilidades y se evidenciaba en el registro de calificaciones sobre 20 puntos. Los estudiantes
para ser promovidos a un curso inmediato superior requerían alcanzar la sumatoria de 25
puntos en tres trimestres que conformaban el año lectivo, y luego presentarse a exámenes de
aplazamiento y obtener una nota mínima de 16 puntos, lo cual determinaba su promoción
escolar. Por otra parte, cuando los estudiantes alcanzaban un promedio mayor a 45 puntos,
debían presentarse a un examen final, en el que tenían que alcanzar una nota mínima de 15
puntos, para no quedarse o no tener que rendir obligatoriamente, el examen de suspensión;
más conocido como supletorio, y luego rendir el referido examen junto con los aplazados,
generalmente en el mes de septiembre de cada año. La exoneración de exámenes supletorios
era posible, siempre que los educandos alcancen la sumatoria de 60 puntos anuales, es decir,
20/20 los tres trimestres.
Fue a partir del año 2006, que Ecuador reflexionando acerca del currículo tradicional
que aplicaba, decidió realizar algunas transformaciones, entre las cuales está la
implementación del Plan Decenal de Educación 2006-2015 y posteriormente el Fortalecimiento
a la Reforma Curricular. Sin embargo, en cuanto a la evaluación se mantuvo una escala
numérica sobre 20 puntos y se evidenció muy pocos avances en lo relacionado con los modos
de evaluar los aprendizajes. Una de las reformas visibles de tales procesos, es que los
estudiantes para ser promovidos a un curso inmediato superior tenían que alcanzar como
mínimo de 40 puntos en los tres trimestres, caso contrario, debían rendir un examen supletorio
en el que, sumado al promedio de los tres trimestres, no podía ser menor a 24 puntos; es decir,
un promedio de 12 puntos trimestralmente.
A partir de los análisis anteriores, se precisa la necesidad de concienciar que evaluar
aprendizajes únicamente para medir conocimientos, no constituye una finalidad educativa
suficiente y menos aún, que aporte en el desarrollo de los educandos. Debe tomarse en cuenta
que la formación integral del ser humano como fin último de la educación en su más amplia