Alexander Cruz Iglesias / Lorena Silvia Blancas Castro / Linda Lizz Mendoza Beltrán
RICEd: Revista de Investigación en Ciencias de la Educación, Vol. 2, No 4, julio - diciembre 2024, 1-10 6
definidas entre terapeuta y consultante, se tiene claridad acerca de lo que se desea alcanzar y
ambos tienen una visión conjunta de lo que desean lograr (De la Cruz, 2023).
La segunda fase se centró en romper los patrones recursivos del comportamiento, para
ello, el abordaje se centró a través del diálogo estratégico e hipnosis con trance, buscando
aprender a delegar las responsabilidades de la casa y reconocer sus pensamientos catastróficos
en cuanto al cuidado de sus hijos. Al respecto, se le dio la tarea de, durante la semana, priorizar
algo para ella en distintas áreas (personal, amical, pareja, autocuidado físico). Mostrando
buena disposición para realizar las tareas asignadas. Conforme van avanzando las sesiones,
la consultante refiere “cuando he podido delegar, me he sentido sin carga encima”, “me he
dado cuenta que mi hija, si es consciente para hacer sus cosas y que mi esposo puede cuidar
de mi hijo si yo no estoy en casa”, “he podido dormir mejor por las noches.”
En el transcurso de las sesiones, la consultante refiere que su ansiedad ha vuelto a
incrementarse a un 9, debido a que, piensa mucho acerca de las dificultades que puede tener
su hija al pasar de secundaria a la universidad. Comentó “cuando pienso en eso, mi actitud
cambia, me estreso horrible, siento mi cabeza pesada.” Se utilizó la técnica de hipnosis sin
trance, para que le dé forma, color, ubique en su cuerpo la preocupación y luego la vaya
soltando. Al finalizar, la consultante refiere “no tengo que involucrarme tanto en los
problemas de mi hija, como si me fueran a pasar a mí.” Concluyendo que, ella puede tener un
rol de acompañante, consejera de su hija, sin embargo, es recomendable que permita que su
hija experimente sus propias experiencias para reforzar su madurez.
En la tercera fase, de mantenimiento del cambio, se le propuso la prescripción de “actuar
como sí.” En la siguiente sesión, refiere “me he dado cuenta que antes yo era muy tajante
conmigo misma, me sobre exigía, ahora puedo dejar que las cosas fluyan”. Pudo enumerar
sus propios recursos “aprender a decir no, relajarme antes de dormir, priorizarme, delegar”.
Lo cual, se reforzó, con la prescripción, de realizar una carta para los malos días. Manifestó
sentir que estaba en un 93% y que el 7% que le faltaba, no le angustiaba porque sabía que era
un proceso en que ella tenía que seguir trabajando constantemente.
En la cuarta fase, de autonomía, enfocada en fortalecer su valía personal y cierre del
proceso, se brindó la tarea de escribir una carta de agradecimiento a su ansiedad, así como, en
sesión se realizó la prescripción de, tú en tu mejor historia. Comenta que su familia (esposo e
hijos) también han observado sus cambios. Al culminar el proceso, manifestó que, desde hace
un tiempo, no presentaba dolores de cabeza, que sentía más energía por las mañanas y que no
se preocupaba tanto cuando sus hijos salían o se quedaban al cuidado de su esposo
RESULTADOS
Al inicio del proceso, la consultante refiere presentar un ISE de 8 en relación a querer controlar
todo y un ISE de 9 con relación a los pensamientos catastróficos, con una frecuencia casi diaria,
generándole dificultades en el desarrollo de sus actividades diarias y presencia de síntomas
físicos constantes. Al finalizar las sesiones, refiere que su ISE ha disminuido a un 1 en ambas
situaciones problema, comentando que ahora era capaz de identificar qué situaciones hacían
que su ansiedad se incrementara y que podía manejar mejor dichas situaciones, porque había
logrado disminuir sus sentimientos de culpa, crítica y temor a fallar como madre.
Observándose que, había logado modificar su sistema perceptivo reactivo en el cuál ella tenía
que demostrarse a sí misma y a lo demás, que era una buena madre, comentando “antes me
sobre exigía, pensaba: lo tengo que hacer bien, sino lo hago, no soy buena madre.”
Asimismo, en cuanto a sus metas terapéuticas, logró paulatinamente, ir delegando
funciones en casa, dándose cuenta, que no podía tener todo bajo control y que esa
sobreexigencia, generaba en ella, síntomas físicos como cefaleas, insomnio y cambios en su