Revista de Investigación en Ciencias de la Educación
Vol. 3, No 5, enero - junio 2025, 176-187
ISBN: 3073-1461
https://revistasfiecyt.com/index.php/riced
176
Factores que influyen en la permanencia escolar en áreas rurales: prácticas
docentes y participación comunitaria
Factors that influence school retention in rural areas: teaching practices and
community involvement
Melva Cecivel Carvajal Castro
1
María Irene Cepeda Puma
2
Patricia Janina Vásquez Cevallos
3
Carmen Rosario Bonilla López
4
1,2,3,4
Escuela de Educación Básica 27 de Febrero, Ecuador.
1
Autor de correspondencia: carvajalmelva@hotmail.com
Datos del artículo:
Recibido: agosto 5, 2024
Revisado: octubre 13, 2024
Aceptado: noviembre 15, 2024
Publicación: enero 1, 2025
Palabras clave: participación
comunitaria, prácticas
docentes, deserción escolar,
escuela rural.
Keywords: community
participation, teaching
practices, school
dropout, rural school.
DOI:
https://doi.org/10.53877/riced
3.5-71
Este artículo está bajo la licencia
Resumen
Esta investigación aborda como problemática principal la deserción escolar en
contextos rurales, fenómeno que se presenta desde edades tempranas y se
intensifica en la educación media. La deserción constituye un desafío
persistente tanto para los gobiernos como para las familias, debido a factores
como la precariedad económica, la ubicación geográfica aislada, la escasa
disponibilidad tecnológica y el analfabetismo. El objetivo central del estudio
fue analizar cómo las prácticas docentes, en conjunto con la participación
estudiantil y comunitaria, inciden en la permanencia escolar en sectores
vulnerables. Para ello, se realizó una revisión de literatura y un análisis de
contenido centrado en actores comunitarios, permanencia educativa en zonas
rurales y datos sobre tasas de deserción. Los resultados evidencian que la
participación de los estudiantes y la comunidad, junto con prácticas
pedagógicas inclusivas, contribuyen significativamente a mejorar la retención
escolar. En conclusión, las estrategias docentes que promueven el
involucramiento de los distintos actores sociales favorecen la continuidad
educativa de los estudiantes en entornos rurales.
Abstract
This research addresses school dropout in rural contexts as the main problem.
This phenomenon emerges at an early age and intensifies in secondary
education. School dropout remains a persistent challenge for governments and
families due to factors like precariousness, remote geographical location,
limited technological availability, and illiteracy. The main objective of the
research was to analyze how teaching practices, together with student and
community participation, influence school retention in vulnerable areas. A
literature review and content analysis were conducted to achieve this, focused
on community actors, educational retention, and data on dropout rates. The
results show that student and community participation, along with inclusive
pedagogical practices, significantly contribute to improving school retention.
In conclusion, teaching strategies that encourage the involvement of various
social actors foster the educational continuity of students in rural
environments.
Melva Carvajal / María Cepeda / Patricia Vásquez / Carmen Bonilla
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Forma sugerida de citar (APA):
Carvajal-Castro, M. C., Cepeda-Puma, M. I., Vásquez-Cevallos, P. J. y Bonilla-López, C. R. (2025). Factores
que influyen en la permanencia escolar en áreas rurales: prácticas docentes y participación comunitaria. RICEd:
Revista de Investigación en Ciencias de la Educación. 3(5), 176-187. https://doi.org/10.53877/riced3.5-71.
INTRODUCCIÓN
La permanencia en el sistema educativo en las áreas rurales de escasos recursos presenta un
problema serio que afecta, sobre todo, a la educación básica. Una de las causas principales de
la deserción escolar en áreas rurales es la falta de recursos y apoyo por parte de la comunidad
(Morales Romo, 2017). Es por ello por lo que, la participación comunitaria y las prácticas
docentes juegan un papel fundamental en la permanencia escolar. Por lo tanto, es importante
analizar en qué medida las prácticas docentes y la participación comunitaria impactan en la
permanencia escolar en áreas rurales. En este sentido, se pueden identificar diversos factores
que influyen en este fenómeno, como la calidad de la enseñanza, el compromiso de los
maestros y el apoyo de la comunidad.
Algunos de los factores clave que influyen en la permanencia escolar en áreas rurales
son la falta de recursos educativos, la distancia a la escuela y la falta de oportunidades de
desarrollo (Núñez-Naranjo, 2022). La permanencia escolar en áreas rurales son la falta de
recursos educativos, la distancia a la escuela y la falta de oportunidades de desarrollo. Por lo
tanto, es fundamental analizar cómo las prácticas docentes y la participación comunitaria
pueden impactar en esta problemática (A. F. Núñez-Naranjo et al., 2023). En este sentido, es
importante destacar que las prácticas docentes y la participación comunitaria juegan un papel
crucial en la permanencia escolar en áreas rurales. Por un lado, los docentes pueden influir en
la motivación y el rendimiento académico de los estudiantes, mientras que la participación de
la comunidad puede generar un entorno de apoyo y colaboración que favorezca la retención
escolar.
Además de la existencia de esta brecha, la educación básica rural presenta una
alternativa a las formas culturales y de vida del campo (Morales Romo, 2017). Muy poca
atención se ha dado al análisis del problema y las soluciones propuestas no parecen dar
respuesta a la demanda educativa de este tipo de población. No obstante, las desventajas que
presenta la educación básica rural, es un grado de educación relevante en la dinámica
educativa de la población rural (Tigrero Barberán, 2022).
En este sentido, es importante analizar cómo las prácticas docentes y la participación
comunitaria influyen en la permanencia escolar en áreas rurales. Por lo tanto, en este trabajo
se analizarán detalladamente los factores que influyen en la permanencia escolar en áreas
rurales, centrándose en las prácticas docentes y la participación comunitaria. Algunos de los
factores que se analizarán en este ensayo son el nivel socioeconómico de las familias, el acceso
a la educación y la calidad de los servicios escolares.
Por un lado, es la base de la escolarización de la población rural, la que puede
garantizar la continuidad de la educación general, la formación para el trabajo y permite, en
su momento, orientar al futuro estudiante hacia la educación media o especializada (Jiménez-
Rogel & Campoverde-Moscol, 2024). Su persistencia, frente a las propuestas que sugieren
tendencias importantes a avanzar hacia la educación básica y media unificada, con tendencia
hacia una lenta desaparición, o que se bifurcan en el desfavorecimiento de uno de los dos
grados frente al otro, confirman que la educación en general presenta modalidades específicas
en función de las poblaciones a las que está dirigida, y que, además, tales formas resultan
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importantes a los efectos de ofrecer un servicio acorde con las características y necesidades
particulares del grupo humano que se propende a educar.
La problemática de la deserción escolar se presenta de manera significativa en todos y
cada uno de los distintos estratos sociales, en numerosas y variadas ciudades y pueblos
alrededor del mundo (Moreno Quinto et al., 2024). El marco general para el exhaustivo análisis
de las profundas causas de la deserción escolar asume la persistencia de la arraigada cultura
escolar, la cual suele estar mediada por prácticas docentes arraigadas en la tradición y en la
resistencia al cambio.
Estas prácticas, lamentablemente, originan el desinterés de un importante número de
alumnos, lo cual representa una preocupación sumamente seria en el ámbito educativo (Toala
Ponce & Alpizar Muni, 2024). No obstante, al enfocarnos en áreas rurales, resulta
indispensable reconocer que el análisis realizado hasta ahora es solamente parcial, pues no se
puede comprender plenamente la complejidad de la situación si no se tiene en cuenta un acto
causante de las profundas desigualdades existentes entre el campo y la ciudad: la
concentración del poder en las zonas urbanas (Buiza Chuquitaype & Gutiérrez Beltrán, 2024).
Esta triste realidad dificulta enormemente los procesos de educación de calidad y limita la
participación de amplios sectores de la población rural en el acceso a una educación equitativa
y de excelencia.
Es crucial entender que la escuela, si bien es una entidad social destinada a la
educación, no puede ser considerada autónoma frente al contexto político, económico y social
en el que se encuentra inmersa. Por el contrario, la escuela es socialmente responsable de su
propio funcionamiento y debe ser consciente de que la permanencia y el bienestar de sus
estudiantes son claves para cumplir con dicha responsabilidad (Sánchez Amaya, 2023). La
escuela como institución debe garantizar, de manera justa y equitativa, el acceso a una
educación de calidad para todos sus alumnos, sin importar su procedencia o condición
socioeconómica.
Es necesario señalar que superar la problemática de la deserción escolar requiere de
un esfuerzo conjunto no solo de los docentes y del personal administrativo, sino también de
la sociedad en su conjunto (Venegas Ortega & Valles Berenice, 2019). Es fundamental que las
autoridades, tanto a nivel local como nacional, implementen políticas educativas adecuadas
que promuevan la equidad, la inclusión y el desarrollo integral de los estudiantes. Además,
es esencial establecer estrategias pedagógicas innovadoras que fomenten la motivación, el
interés y el compromiso por parte de los alumnos, brindándoles un entorno educativo
estimulante y seguro.
La deserción escolar es un desafío complejo y multifacético que afecta a diferentes
estratos sociales y áreas geográficas (Pachay López & Rodríguez Gámez, 2021). Su origen se
encuentra en la persistencia de una cultura escolar arraigada en prácticas tradicionales o
refractarias al cambio, pero también está vinculada a las desigualdades existentes entre el
campo y la ciudad. Para abordar esta problemática, es necesario un enfoque integral y
colaborativo, que permita establecer políticas educativas inclusivas, promover la equidad y
brindar a los estudiantes un entorno educativo propicio para su desarrollo integral. La
educación es el pilar fundamental para construir una sociedad más justa y equitativa, y solo
trabajando juntos podremos superar los desafíos que la deserción escolar impone.
DESARROLLO
1. La deserción escolar una problemática recurrente
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Una de las preocupaciones comunes acerca de la calidad de la educación ha sido la deserción
escolar y la permanencia del alumno en su trayectoria escolar (Espinoza et al., 2021). En países
en vías de desarrollo, especialmente en áreas rurales, el cambio a las tasas de culminación de
la educación primaria y secundaria se ha producido con lentitud (Espinoza et al., 2021). No
llegar a tiempo a la escuela, asistir en zonas que sufren rezagos en infraestructura educativa,
o enfrentar procesos de aprendizaje internos que dificultan la adquisición de habilidades se
convierten en retos que determinan la deserción. De tal cuenta, la permanencia escolar
durante muchos años se enfocó en identificar sus causas internas y encontrar mecanismos
para resolverlas.
La deserción y la permanencia, en dicho contexto, se miden a través de un indicador
(A. F. Núñez-Naranjo et al., 2023). La deserción, por su parte, valora el abandono de la escuela
y la permanencia la culminación del ciclo o grado que ostenta el alumno. Tradicionalmente,
se ha considerado que la deserción es un fenómeno que se produce por factores individuales
que presentan los alumnos, así como por factores escolares.
Estos factores están asociados con la calidad del sistema educativo en su conjunto, con
la eficiencia de la administración de un plantel y la coherencia y pertinencia de los contenidos,
así como con las actitudes y comportamientos de docentes y directores y el ambiente
educacional que ofrecen a los estudiantes (Núñez-Naranjo, 2024). Así también, factores
familiares y/o socioeconómicos son identificados como un problema que debe ser tratado
juntamente con la repetición. Si no se presta atención a ello, se está fomentando que la
desigualdad entre los distintos grupos sociales ya sea familiar, de género, étnico, entre otros,
se mantenga y que posean menos recursos para realizar su educación.
1.1. Permanencia escolar en áreas rurales
Para comprender la realidad de la escolaridad en contextos rurales, es preciso plantearse la
educación a lo largo de un continuum, que durante el ciclo vital debe tender a aumentar su
calidad y complejidad. En etapas tempranas de la vida, prevalecerá la educación para la
infancia, con no obligatoriedad, protagonismo de la familia y escasa centralidad; en este
sentido, los estudios han señalado que los procesos de sedentarización temprana podrían estar
vinculados con la aparición y consolidación de las instituciones escolares (Jiménez-Rogel &
Campoverde-Moscol, 2024). A lo largo de los nueve años de escolaridad, predomina la
educación para el éxodo, referenciada en la obligatoriedad, protagonismo del Estado,
centralidad del ciclo y predominio de la escuela primaria. Finalmente, en la escuela secundaria
se destaca la educación para permanecer en el ámbito rural, en la cual el predominio de
factores económicos influiría en la decisión de continuar su formación (Naranjo-Tamayo &
Carrero-Delgado, 2017). Adviene, entonces, la necesidad de transitar de un continuum
marcadamente rural a otro de mayores posibilidades.
Los factores que influyen en la permanencia escolar, indicando que, en términos
generales, el poblador rural detiene su escolaridad tempranamente por motivos económicos,
sistematizados dentro del desgaste temporal; en otras palabras, se invierte más tiempo en
asistir a la escuela que en otras actividades productivas (Carabajal, 2014). Además, para
entender este fenómeno, se deben profundizar otros aspectos en el contexto cultural y la
presencia y actitud de la escuela. En este sentido, entre las etapas del nivel primario y
secundario, los primeros años de la escuela secundaria parecerían ser el lapso más árido en
términos de continuidad de la escolaridad, siendo el área rural y sus estudiantes los más
perjudicados en la transición de una institución a la otra.
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1.2. Importancia de las prácticas docentes
A lo largo del siglo XX, los docentes han sido considerados como elementos fundamentales
no solamente del cambio educativo, sino también como elementos que han determinado las
desigualdades en educación. Tener profesores bien formados en competencias didácticas, en
actitudes pedagógicas correctas y que posean buena cualificación y formación académica es
uno de los elementos imprescindibles para equilibrar los resultados negativamente
condicionados (Aguilar Balam et al., 2019). Por ello, “el factor de mayor influencia para la
mejora de los resultados educativos de un centro escolar es la idoneidad profesional de la
acción del profesorado” (Abello et al., 2016).
Investigaciones coinciden en el análisis que ponen de manifiesto el papel
importantísimo que juega el profesorado en la consolidación del pensamiento crítico
(Cañongo et al., 2020; Díaz et al., 2016) (Arancibia Herrera et al., 2019). El docente es aquella
persona que puede proporcionar los elementos que hacen salir de las zonas de confort en las
que muchas personas se encuentran ancladas. Junto a este papel educativo, se sitúa como
importante contribución al profesorado la de favorecer los procesos de maduración e
individualización del alumno, ya que cada persona libremente educada cambiará.
Por otra parte, se afirma que la acción del docente puede ayudar a transformar al
alumno receptivo, pasivo, ciego, en uno inteligentemente crítico, activo y despierto, en uno
experto en las formas del pensamiento. Según, el estar en contacto con un grupo de iguales
con un claro fin educativo, un aula donde disfrutar de herramientas intelectuales, puede
resultar un referente renovador y excitante para el alumno, y la acción docente debe potenciar
aquellos actos de interacción e intercambio.
2. Prácticas Docentes y Permanencia Escolar
La presencia del docente es relevante en contextos rurales, pueblos y comunidades pequeñas.
Su capacidad para conectar su práctica con potencialidades endógenas, redes sociales
robustas que se combinan con escenarios naturales singulares y particulares modos de vida
desencadenan importantes efectos (A. F. Núñez-Naranjo, 2024). Diversas investigaciones
describen cómo maestros y profesores con vocación rural y sólida formación logran esa
conexión, motivan y promueven proyectos de permanencia, calidad y desarrollo local. Los
indicadores de lo luminoso permiten observar condiciones de vida y relaciones dinámicas en
constante cambio, además de verificar visual y empíricamente situaciones problemáticas, sus
posibles efectos en niños, jóvenes y adultos e identificar modos de intervención y mejora
(Castaño et al., 2008). La creación de estas formas de observación, confrontación y
transformación con las comunidades es el aporte específico del enfoque al desarrollo rural,
educación y vinculación con las realidades locales.
En efecto, la estrecha vinculación que se crea entre el trabajo del equipo educativo y
las realidades locales, abriendo las puertas de la escuela e invitando a establecer relaciones
positivas con las pequeñas localidades, genera un fuerte fortalecimiento del vínculo social e
institucional, especialmente entre padres, docentes y alumnos, que resulta un valioso sostén
en un escenario adverso (Sánchez-Hernández et al., 2017). A lo largo del tiempo es notoria
cómo la relación cotidiana entre padres y escuela se torna más respetuosa, cordial y positiva,
hechos que contrastan con estigmatizaciones previas que los adultos asociaban a vínculos de
maltrato o poco compromiso. De modo que, tanto a nivel individual como en el colectivo de
padres, surge con fuerza la identidad educadora y se despierta un deseo de participar en y
con la escuela, observándose un notable incremento y mejora de la asistencia y participación
en diferentes espacios y comisiones escolares, talleres y además en propuestas institucionales.
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2.1. Definición y características de las prácticas docentes
Los estudios de las prácticas docentes que han enfocado su atención en el desarrollo de
investigaciones formativas parten de la definición de "conjunto coordinado de acciones que
despliega el maestro, en una situación diseñada para un fin, sobre los elementos de la situación
y sobre los alumnos, con el fin de ayudarles a aprender y con la esperanza de que aprendan"
(Zapata Monsalve, 2016). Las pautas y tradiciones en torno a la actividad del profesorado han
sido estudiadas ampliamente por la psicología y pedagogía de la instrucción: métodos,
estrategias, técnicas, recursos y funciones del profesor, aunque va más allá: informaciones o
representaciones a las que se acoge el profesor, su actitud, motivación, etc.
Existen tres tipos de prácticas a. Prácticas de tipo competencial: en las que ha
conectado la enseñanza con la vida cotidiana, impulsan a la reflexión y a emprender pruebas
de verificación. b. Prácticas interdisciplinarias: favorecen la gestión del conocimiento preciso,
fomentan la motivación intelectual, facilitan la relación con los discípulos, enseñan a buscar y
seleccionar informaciones, deben plantear espacios de reflexión, ayudan a los alumnos. c.
Evaluación: evalúan con un carácter diagnóstico, están interesados por el contexto en que
ocurre el aprendizaje, son conscientes de su relevancia para lograr el desarrollo del alumno
(Cañongo et al., 2020; Pabón Galán, 2021; Paredes, 2020).
2.2. Impacto de las prácticas docentes en la permanencia escolar
El docente no solo imparte conocimiento; él es la brújula y, para el alumno, el mejor modelo
adulto a seguir (Muñoz-Oyarce et al., 2020). Por lo que el cambio que requiere el docente debe
estar implicado en el desarrollo integral del alumno. Su capacidad para ver más allá de los
desaciertos es fundamental. Afortunadamente, el maestro es el mayor crítico de sí mismo y
sus propias experiencias lo favorecen, de ahí que cada grupo sea distinto y su trabajo menos
monótono.
El maestro moderno debe ser capaz de tomar decisiones racionales y convivir con
personas que no piensan como él, interesarse por lo que hace y desarrollar su capacidad en lo
intelectual, interpretar los fenómenos por principios que rigen las acciones, plantear metas y
sus consecuencias a corto plazo, ser tolerante ante los juicios ajenos y modificar los propios, y
cambiar su dinámica de intereses (Calvas Ojeda, 2019).
Considerar lo que está pasando en el ambiente escolar, trata de formar ciudadanos
libres y participativos, por lo que no puede ser un docente rígido, sino claro en sus ideales;
aire fresco que vaya contra los esquemas ajenos que respeta, invitador de la sensatez y no un
héroe moral (López Espinoza & Villa Lojano, 2024). Los demás aspectos del carácter
trascienden la época escolar, como el autodominio, sentido del deber, amor a la verdad,
honradez, cordialidad, disposición para cooperar y sentido de justicia.
También debe favorecer la sensibilidad moral y social, el perfeccionamiento de los
intereses personales, la adquisición de hábitos saludables del pensar y trabajar, la discreción
y el optimismo del que trabaja en silencio (A. Núñez-Naranjo et al., 2024). Que se interese por
el desarrollo de la disciplina en todos sus aspectos, coopere en sus medidas y la respete,
personalice cada materia, compare y relacione cada nuevo material con el ya conocido, los
enlace con su entorno familiar y sociopolítico, y emplee una amplia gama de metodologías de
aprendizaje. Recalque los procesos y no los productos, fomente el juicio crítico y la
observación precisa del alumno al plantear preguntas, variar el orden del material, la
dinámica de conocimiento y la motivación hacia el autoaprendizaje con trabajos individuales.
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3. Participación Comunitaria y Permanencia Escolar
Desde el contexto sociocultural, implica reconocer actores significativos y valorar la identidad
cultural local. No solo se busca incluir nuevas oportunidades de acceso, sino promover
procesos de transformación, en este caso de la propia escuela. Este modo de hacer permite a
niños y niñas identificarse con lo que ofrecen en la escuela o del propio proceso con la escuela
(Alfaro & Fernández, 2020).
La participación comunitaria del ámbito educativo constituye un factor de indiscutida
importancia en toda comunidad, pero su impacto es aún mayor en áreas rurales, alejadas de
los centros urbanos con vulnerabilidades propias y específicas, como la escasez de recursos o
pocos servicios básicos e inestabilidad en las fuentes laborales; lo que deriva en altos índices
de deserción escolar (Moreno Quinto et al., 2024).
En este sentido, se puede observar que la participación comunitaria en el ámbito
educativo puede colaborar en la retención de los agentes educativos involucrados,
específicamente en el docente; o de aquellos actores de la comunidad escolar, como son
alumnos o apoderados, así como también en el continuo apoyo a la escuela, que permitan
otorgar un real sentido de pertenencia a la comunidad, tanto en lo particular como en lo
general.
Las propuestas de política educativa correspondientes al ámbito de participación
comunitaria, que lo logren de forma efectiva, no implicarán directamente una mejora de los
resultados educativos, medidos generalmente como logros de aprendizajes de los estudiantes,
ni del gasto educativo. Se apunta esencialmente al ámbito de los valores y a la calidad de la
cultura democrática de una sociedad. Se propone una tipología de comunidades escolares
para abordar los supuestos efectos de la participación comunitaria en el buen gobierno de las
escuelas y en la mejora de los aprendizajes (Arboleda, 2023; A. Núñez Naranjo & Gaona Soto,
2021). En términos generales, se ha tenido una forma de conceptualizar la participación
comunitaria, de acuerdo con el lugar que los distintos actores de la comunidad ocupan en el
proceso de toma de decisiones, para dar cuenta del gobierno o gestión escolar sobre la base
de un reparto de atribuciones entre docentes, director, consejo escolar y/o padres.
3.1. Formas de participación comunitaria
En la búsqueda continua de recursos de apoyo para su labor docente, algunas escuelas se
asocian con otros centros educativos. En esta dinámica, los estudiantes pueden participar en
actividades deportivas o artísticas en todas las escuelas que forman parte de la asociación, lo
que representa una alternativa atractiva en comparación con la escuela local, ya sea por el
alcance territorial de la actividad o por las condiciones de infraestructura que favorecen a las
áreas urbanas (Yagual-Gonzabay & Andrade-Vilela, 2023). Además, en la búsqueda del
desarrollo sostenible, algunas escuelas se asocian con entidades de educación superior para la
capacitación de su personal docente, pero se ven perjudicadas cuando esto se convierte en una
guía para el uso exclusivo de ciertos entendimientos y prácticas petrificada.
En otros casos, algunos docentes o equipos de docentes establecen vínculos de
cooperación o apoyo con otros maestros que supervisan sus escuelas. Gracias a lo anterior, las
escuelas primarias en algunas comunidades cuentan actualmente con programas de becas
patrocinados por maestros de secundaria (Nuñez-Naranjo et al., 2020). De manera similar,
algunas comunidades organizan bazares, y en otros casos, maestros de educación media o
superior envían juegos educativos y útiles escolares a través de las autoridades de las
comunidades.
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Además, como algunos propietarios de transporte escolar también se dedican a actividades
ganaderas, pueden reparar los caminos por donde pasan los autobuses o minibuses que
transportan a los estudiantes diariamente. Normalmente, esto ocurre si los conductores tienen
hijos en la escuela; sin embargo, sus hijos se benefician doblemente de sus habilidades
manuales, de manera que, si una tarde la evacuación de los vecinos para la pesca resulta en
una baja afluencia de estudiantes, se dedican a reparar los caminos.
3.2. Efectos de la participación comunitaria en la permanencia escolar
Las prácticas vinculadas a la integración y articulación vertical efectiva de los espacios
educativos con los campos social, laboral, político y recreativo desde el establecimiento
escolar; la generación de una trama de relaciones en el interior de la escuela entre docentes y
estudiantes, docentes y padres, entre los propios niños y entre los padres a partir de los
dispositivos de enseñanza que formalizan usos, tiempos y espacios en la escuela; la
organización de actividades entre la escuela y el medio, el desarrollo de proyectos de acción,
las actividades interclaustro, entre otros, en orden a garantizar las trayectorias escolares y
llevar adelante prácticas de enseñanza significativas y actualizadoras del contenido educativo;
como objeto de intervención de la comunidad educativa específicamente (Llanos Chuquipa,
2023).
En la tradición pedagógica es ya conocido el protagonismo comunitario
contribuyendo a movilizar a las instituciones en torno a la niñez rural suponiendo por un lado
la cooperación de las mismas entre sí y por otro, la participación efectiva de los padres y de
toda la comunidad (González Rodríguez, 2022).
Experiencias actuales evidencian nuevamente que el desarrollo de propuestas
institucionales vinculadas con las características locales, que no sean ajenas a los intereses
colectivos, que sean significativas para el adulto y para el niño, que se construyan en titulación
respetuosa de las configuraciones culturales en que están inmersos, de las realizaciones
adquiridas resultan exitosas para aumentar la permanencia y culminación de la escuela por
los niños de zonas rurales.
4. Investigaciones previas sobre la permanencia escolar en áreas rurales
A lo largo de la revisión realizada, mostramos los hallazgos encontrados por algunas
investigaciones previas. La totalidad de las investigaciones que se citaban daban lugar a
señalar más bien determinados aspectos de interés a tener en cuenta (el perfil del alumnado,
las demandas y necesidades de las familias, el papel reivindicativo que debía jugar la escuela,
la posible influencia de las políticas educativas, etc.) antes que a descubrir un modelo
explicativo siempre útil para elaborar los planes y proyectos de actuación necesarios (Muradás
Pérez, 2015; A. F. Núñez Naranjo, 2020). Así, no nos parece que exista un modelo que explique
la permanencia del alumnado en el medio rural, aunque, a tenor de los resultados, sí que se
pueden señalar los factores que se deben tener en cuenta a la hora de buscar soluciones a los
problemas de la permanencia escolar.
En la variedad de investigaciones que se evidenció un determinado hilo conductor
fundamentado, en primer lugar, en las características particulares de la escuela rural y, en
segundo lugar, en la calidad de la misma (Kjeldsen et al., 2019; Llanos Chuquipa, 2023; Yagual-
Gonzabay & Andrade-Vilela, 2023). Todos los autores señalaban, en mayor o menor medida,
la necesidad de mantener la calidad o, en el caso de que esta descienda de niveles medios, de
incrementarla. Ello dificulta, pues, como consecuencia negativa el nuevo planteamiento de las
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políticas educativas de promoción de la diversidad y, en nuestro caso, de parentalidad
positiva mediante una escuela abierta y participativa con la comunidad.
4.1. Proyecciones investigativas
En materia de políticas educativas, esta investigación sugiere a las autoridades educativas
promover algunos aspectos que faciliten la permanencia escolar de alumnas y alumnos
(Arboleda, 2023). Los resultados de este estudio señalan la existencia de patrones
profundamente arraigados de desigualdad a nivel de género, relacionados con los espacios y
funciones de la mujer en la sociedad y la familia, y con la asignación de recursos diferenciados
a chicos y chicas. Ante ello, consideramos que se hace necesario visibilizar y problematizar
estas diferencias. Así, por ejemplo, se podrían diseñar programas que cuestionen los
estándares de éxito tradicionales asociados a lo público y a lo masculino, y que valoren otras
formas asociadas con competencias más vinculadas a la esfera doméstica y privada de la vida.
Al mismo tiempo, se podrían promocionar prácticas que desdibujen estas diferencias sin
desconocer este escenario más amplio (Araya-Pizarro & Pastén, 2020; Arboleda, 2023). Las
escuelas podrían, por ejemplo, tener en cuenta una pedagogía que atienda a la diversidad de
intereses y ritmos de aprendizaje de las alumnas y los alumnos y que los comprometa, a través
de un mismo contenido disciplinar, en la búsqueda de lo común y lo específico de varones y
mujeres.
Dado que los profesores postulan la contribución de la participación comunitaria a la
inserción y calidad educativa, podrían promover acciones vinculadas con el fortalecimiento
de esas instancias de inserción comunitaria y la articulación entre escuela y comunidad. Una
manera de favorecer esta articulación sería a través de un fortalecimiento de la participación
de las escuelas en redes con otros establecimientos, centros polivalentes y servicios sociales
municipales y de otras instituciones comunitarias con las que puedan existir espacios de
coordinación y/o alianzas dinámicas que permitan el tratamiento de situaciones
problemáticas extremas o explícitamente comunitarias (Vargas Cordero, 2009). La existencia
de estas redes se potenciaría semánticamente dentro de una concepción de gestión escolar más
amplia de tratamiento de los asuntos sociales que afectan el proceso educativo, trasladando a
la institucionalidad comunitaria las responsabilidades, como si se tratara de una familia
extensa. Algunas recomendaciones para futuras investigaciones podrían estar relacionadas
con el impacto de las prácticas docentes y la participación comunitaria en la permanencia
escolar en áreas rurales. Sería interesante analizar cómo la formación de los docentes influye
en la retención de los estudiantes, así como el papel de las familias y la comunidad en este
proceso.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
La permanencia escolar en contextos rurales se incrementa cuando los estudiantes
experimentan un ambiente escolar favorable y cuando sus madres participan activamente en
la vida educativa, independientemente del nivel de recursos del hogar o de las habilidades
lectoras del alumnado. Estos factores relacionales y comunitarios resultan ser determinantes
en la continuidad educativa, más allá de las condiciones materiales individuales.
Es esencial fortalecer la vinculación con la comunidad a través de una comunicación
fluida y una participación social sostenida. Se propone consolidar figuras comunitarias
significativas como la “tía” o la “abuela de lectura”, garantizando su rol activo mediante un
seguimiento constante que asegure su impacto real en el entorno escolar. Además, se sugiere
fomentar la interacción escuela-familia por medio de actividades que reconozcan y valoren
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las expresiones culturales propias de la comunidad: labores agrícolas, juegos tradicionales,
música local, danzas, artesanías, entre otros. Incorporar estos elementos en el proceso
educativo permite conectar el aprendizaje formal con el contexto cotidiano de los estudiantes,
favoreciendo así su sentido de pertenencia y compromiso escolar.
Resulta necesario promover investigaciones ancladas en las vivencias y dinámicas
propias de la escuela rural, integrando a todos los actores que influyen en el entorno escolar,
no solo al profesorado. La observación participante se plantea como una estrategia
metodológica valiosa para reflexionar sobre el desarrollo del ambiente escolar y comunitario.
En este sentido, se recomienda incluir en la formación docente inicial prácticas de
investigación específicas sobre la realidad educativa rural, especialmente durante el año de
iniciación profesional, con el fin de formar docentes más sensibles, comprometidos y
preparados para trabajar en estos contextos.
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